Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 27 de febrero de 2015

La lucha por una jubilación digna

Recientemente escribí para mis lectores en redes sociales lo siguiente: “El sindicato STAUS se encuentra en las complejidades de la revisión contractual con la Universidad de Sonora. Uno de los puntos importantes es el de las pensiones y jubilaciones dignas. No sería deseable que el sindicato se olvidara de la defensa de los derechos de los académicos jubilados y pensionados, y que excluyera la demanda de una jubilación digna para los miembros de la delegación de los profesores que están en retiro. No puede haber sindicalistas académicos de primera y de segunda. Si la fuente del derecho es el Contrato Colectivo, las demandas y los beneficios deben ser colectivos. La organización sindical está obligada a responder por los intereses gremiales. ¿Somos o no somos?”

Pronto recibí la respuesta de un entrañable amigo de profesión abogado y de vocación académico universitario: “Somos. Luchemos todos por una digna jubilación o pensión. Es injusto que después de entregar una vida los académicos al servicio de la formación de profesionistas, se les condene a un ingreso insuficiente para su subsistencia. El STAUS, debe ser fuerte en su exigencia en este rubro, y debe formular propuestas de solución a esta injusticia, que implica una regresión en los derechos y prestaciones laborales, lo que es contrario al principio de progresividad de los derechos humanos, y uno de los derechos más humanos que existen son los logros en las prestaciones que deben tener los trabajadores, por ello esta medida de reducción del salario para los jubilados o pensionados atenta contra lo dispuesto por el artículo 1o. Constitucional”.

Seguramente el lector sabe que el sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora llevó a cabo una consulta amplia a fin de reformar sus estatutos, lo que dio por resultado la incorporación unánime de una nueva delegación que integrara a las labores sindicales a los pensionados y jubilados, bajo el principio de que es deber reconocer el mérito de quienes han dejado en las aulas, laboratorios y talleres universitarios sus mejores años y empeños.

La naciente delegación de Pensionados y Jubilados pronto emprendió un proceso donde se eligieron democráticamente el delegado y el subdelegado, con lo que se formalizó su nacimiento e incorporó a las actividades de la organización sindical a los profesores e investigadores en retiro. Lo anterior fue considerado un acto de elemental justicia y un reconocimiento afortunado de muchos viejos sindicalistas que podrían aportar experiencia, madurez de criterio y conocimiento de la institución desde diferentes trincheras, complementando la de por sí compleja y a veces accidentada labor gremial frente a las autoridades administrativas de una institución que aparenta distanciarse de sus orígenes en aras de coexistir funcionalmente con el sistema y las formas neoliberales de abordaje de la materia laboral.

De hecho, los conflictos recientes se han debido en buena medida a la incapacidad de diálogo de la administración universitaria, seguramente por evitar enfrentar al gobierno del estado en su incumplimiento patológico de sus compromisos con la institución, ya que regatea la parte que le corresponde del subsidio universitario y genera las condiciones para que existan motivos de conflicto que, como lo hemos visto, se traducen en huelgas que pudieran evitarse si se hablara claro, si hubiera transparencia y si la administración se pusiera a trabajar al lado de los sindicatos en la búsqueda de soluciones y no en contra de ellos.

En estos días, se ha visitado a las delegaciones por parte de una comisión sindical a fin de informar a los académicos acerca de la situación que guarda el tema de las jubilaciones que, según se expuso, afecta a 850 profesores con antigüedad suficiente o próxima a la jubilación. Se creó una comisión actuarial-técnica y otra de organización a fin de mejorar el sistema de pensiones y jubilaciones. Por su parte, el Comité Ejecutivo cuenta con una propuesta de clausulado para ser discutida con la administración tendiente a mejorar las condiciones de retiro en un horizonte de tres años. Las propuestas y empeños son alentadores, salvo por el detalle de que excluye a los profesores ya retirados y que actualmente, gracias a la reforma estatutaria, son sujetos de derechos sindicales en la misma medida que los activos.

En ese sentido, vale para los activos como para los inactivos lo dispuesto en la cláusula 141 del actual Contrato Colectivo de Trabajo: “ISSSTESON: SERVICIO MÉDICO Y PRESTACIONES. Todos los trabajadores académicos tendrán derecho a recibir todas las prestaciones que otorga la Ley del Isssteson, sin limitaciones y disminuciones motivadas por la categoría, nivel o duración de la relación laboral. Estas prestaciones deben ser extensivas a los descendientes directos y cónyuge del trabajador.”

Lo anterior pone en el tapete de la discusión el hecho de que el trabajador universitario, al pasar a retiro, pierde su nivel de ingresos que es medianamente compensado por el pago mensual de una cantidad por concepto de despensa por parte de la universidad y una pensión complementaria por parte del STAUS, que resulta un buen esfuerzo pero igual los académicos terminan perdiendo alrededor del 15 por ciento de sus ingresos. Siguiendo el texto y el espíritu de la cláusula arriba citada, la pensión no debiera suponer una baja en el nivel de ingresos, ya que la ley del Isssteson no dispone que se castigue la pensión del trabajador que ha cotizado durante tres décadas y que se le ha descontado quincenalmente de su sueldo la parte correspondiente a este rubro. Este es un tema fundamental en las negociaciones con la administración, pero hasta donde se sabe no ha sido planteado por la representación sindical y no aparece en los comunicados relativos al pliego de violaciones y a los reclamos de reparación de las cláusulas violadas.

Lo anterior sugiere un olvido que afecta a un número tan significativo como el de los considerados candidatos a jubilación por sus años de servicio. ¿Qué va a hacer el sindicato por esta parte de sus agremiados a quienes recientemente reconoció sus méritos? ¿La creación de la delegación de pensionados y jubilados del STAUS fue solamente de papel? ¿Somos o no somos?


Jubilación digna

El sindicato STAUS se encuentra en las complejidades de la revisión contractual con la Universidad de Sonora. Uno de los puntos importantes es el de las pensiones y jubilaciones dignas. No sería deseable que el sindicato se olvidara de la defensa de los derechos de los académicos jubilados y pensionados, y que excluyera la demanda de una jubilación digna para los miembros de la delegación de los profesores que están en retiro. No puede haber sindicalistas académicos de primera y de segunda. Si la fuente del derecho es el Contrato Colectivo, las demandas y los beneficios deben ser colectivos. La organización sindical está obligada a responder por los intereses gremiales. ¿Somos o no somos?

lunes, 23 de febrero de 2015

México y el Oscar

Magis esse quam videri oportet
(Importa más ser que parecer) 


Supongo que la mayoría de los lectores estarán enterados de que Alejandro González Iñárritu, cineasta mexicano, ha logrado llevarse el premio mayor de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (mejor película, mejor director, mejor guion original), por el que suspiran muchos y muy notables personajes dedicados al séptimo arte. Lo ha ganado con base en su esfuerzo, creatividad y recursos, hoy reconocidos internacionalmente. Sin duda, el realizador de Amores perros, 21 gramos, Babel y Biutiful, logra dar en Birdman un nuevo impulso a su filmografía.

Lo mismo, en otro género de actividades, pudiera decirse de los muchos y excelentes técnicos mexicanos que día con día enfrentan en el país y el mundo los problemas de la producción petrolera y eléctrica, de la industria automotriz, de la electrónica y las ciencias biológicas y de la salud, en las ingenierías, las humanidades y ciencias sociales y los resuelven con profesionalismo ejemplar. Sin embargo, parece que se necesita transitar por la famosa alfombra roja, subir al podio y posar frente a las decenas de cámaras y hablar ante los micrófonos en el espacio y el tiempo consagrado para reconocer la excelencia artística y comercial para saber del logro y reconocer y aplaudir el mérito.

Al parecer, somos un pueblo que se autoflagela, presa de la convicción de que las cosas las hacemos mal porque así somos, como si la incompetencia tuviera una razón genética y el fracaso fuera la única opción independiente. Para triunfar debemos apegarnos a los usos y costumbres del extranjero, evitar la originalidad y dejar de lado la identidad nacional. Generalmente, la idea de éxito se concibe en inglés, y el mejor escenario para el logro se encuentra fuera de las fronteras patrias. Muchos se pueden adherir a la idea de que lo nuestro es gris, mediocre y vulgar, sin glamour, y que para brillar al menos como parte del paisaje debemos ir al extranjero, tomar figura y conciencia prestadas y reformatear nuestros valores y principios: ¿qué vas a hacer en ese hoyo llamado Hermosillo, o Puebla, o Tampico? El arraigo es soso y carece del mérito de la extranjerización.

Actualmente, algunos son estimulados por los llamados programas de movilidad y se van a estudiar al extranjero, cuando no es turismo puro se descubren en una especie de búsqueda afanosa de ser otros, como pateando la identidad que les pesa como piedra de molino, suponiendo que estando fuera son mejores o, de plano, no son ellos. El problema de ser así, de pensar de esa manera, es que prácticamente se está declarando la vergüenza de ser mexicano, como si ser europeo o gringo fuera mejor. Los feos desgarres emocionales producto, a veces, de la infravaloración de la propia capacidad, no se resuelven con viajes o cambios de ropaje, sino con la firme voluntad de ser en el conjunto de los que también son. En otras palabras, reconciliándose con la propia identidad y respetando y valorando a sus semejantes. No hay duda que el reconocimiento de la identidad y del contexto permite la superación del atraso y el cambio personal y social.

En la actualidad, México cuenta con universidades que se encuentran entre las mejores del continente y el mundo, a la par que en Europa y Estados Unidos se tienen instituciones que alguna vez tuvieron prestigio por su calidad y objetivos y que ahora se dedican a atraer turismo académico con el fin de obtener recursos. La llamada globalización al poner el acento en el comercio, reformula las prioridades de las instituciones y termina por trastocar la misión y la visión institucional que, en el caso de la educación, repercute en cuadros patéticos de simulación y autocomplacencia.

Vemos hacia afuera con el fin paradójico de encontrar nuestra propia imagen, no reflejada en ese espejo sino convertida en la identidad deseada. Como si por el hecho de estar en otro espacio nuestra realidad cambiara. El ejemplo de González Iñárritu debe seguirse en sus términos correctos: antes de ser una estrella en el extranjero su trabajo le había colocado como una figura significativa en nuestro propio espacio.

El hoy laureado director primero fue conductor de un programa musical en radio, llega a ser director de la radio WFM, al tiempo compone música para seis películas mexicanas y funda Z Films, donde se dedica a la elaboración de guiones, a la dirección y producción de cortometrajes, películas y anuncios. Produce también programas de televisión y a fines de los 90 dirige su primer largometraje, Amores perros. Posteriormente va a Hollywood ya con nombre y carácter propio como director cinematográfico. Lo demás, como se dice, es historia.

 El premio recibido está dedicado a sus compatriotas mexicanos, y es significativo no sólo por el reconocimiento que recibe de la industria sino por el que del artista hace de su identidad nacional y su compromiso con México, y de su preocupación por la situación que atraviesa el país y la esperanza de que “podamos construir un mejor país”, y que haya un trato digno para los inmigrantes en EE.UU.

Desde luego que no se puede decir que la obra de este director, de Cuarón, de Del Toro o de Arriaga sea “cine mexicano”, porque su temática, contexto y recursos son extranjeros. Una cosa es el cine mexicano y otra el cine hecho por mexicanos. Aquí subrayo el hecho de reconocerse como nacional mexicano, de expresar su preocupación por el acontecer nacional, su deseo de que la cosa vaya mejor. Es el caso de un ciudadano que emigra sabiendo quién es y lo que quiere lograr, sin dejar de reconocerse como extranjero en el país que actualmente trabaja. No es posible restar méritos a una declaración que por su poder mediático adquiere una gran relevancia internacional.

Así como celebramos la reciente entrega de los Oscar, bien pudiéramos hacerlo por las modestas contribuciones de los ciudadanos que se van y envían remesas, por los estudiantes que se quedan en México y logran una formación que no es mala y en muchos casos es más que buena; por los trabajadores de la educación de cualquier nivel que hacen más con lo que tienen, con el cumplido servidor público que hace su trabajo a veces contra el sistema y a pesar del sistema. Bien podemos celebrar la esperanza de otras propuestas políticas, de las campañas modestas y a contracorriente de los grandes partidos políticos que acaparan los recursos y forman verdaderas agencias de empleo altamente remunerado.


Los mexicanos necesitamos saber que podemos lograr un Oscar, o su equivalente nacional, en nuestro aquí y ahora, en cada jornada dedicada al cambio, a la construcción de un país mejor, más justo y más digno. Para ello es necesario dejar de ser dependientes de los espejismos de un gobierno corrupto y sin posibilidades de redención, y caminar por nuevas sendas electorales, por otros caminos de acción ciudadana y política, por nuevas rutas para la creatividad de quienes buscan el logro y el progreso en la tierra que los vio nacer. Nadie tiene por qué declararse paria en su tierra. Nadie está de más.

lunes, 16 de febrero de 2015

Las sin cuenta sombras de Peña

                                                        
                                                 Proditores etiam iis quos anteponunt invisi sunt  
                                          (Los traidores son mal vistos incluso por aquellos a quienes sirven)
                                                                                                                  Tácito


El joven titular del Ejecutivo federal se ha revelado como oportuno twittero patriótico que lanza a los cuatro vientos su mexicana alegría, su pasión por México, su convencida arrobación por el cambio y de que el país se mueve. Ama a México, como es propio declararlo el 14 de febrero, aniversario de la matanza de San Valentín en Chicago y de la cursilería romántica que eleva las ventas cada año en el comercio nacional e internacional (http://www.jornada.unam.mx/2015/02/15/politica/011n3pol).

El amor de Peña es una rara clase de amor, porque en aras de “mover a México”, revive los cuadros de enajenada servidumbre del gobierno y la iniciativa privada a los dictados del extranjero, embobados por la idea de progreso que emana de la llaga supurante del mundo según Washington. Cabe recordar que no pocas dictaduras se establecieron y perduraron bajo la protección del gigante del norte, mientras le fueron útiles y funcionales a la demencia expansionista e imperial, pasando por alto los derechos humanos, las garantías sociales y la democracia, cobijando viciosas prácticas de tortura, desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales como métodos comunes de la justicia paralela y a modo del autoritarismo hecho gobierno.

El amor a México declarado el 14 de febrero no pasa de ser una manifestación cursi, un gazapo emocional desafortunado que carece de elementos contextuales que lo hagan creíble. Para muestra basta recordar que en los primeros 20 meses de gobierno, la cifra de homicidios dolosos y culposos llegó a 57 mil 899, mientras que en el mismo período de gobierno de Calderón se registraron 43 mil 694, con lo que nuestro actual presidente rebasa con holgura a su predecesor (http://zetatijuana.com/noticias/reportajez/9373/los-muertos-de-epn-36-mil-718), faltando por agregar a la estadística los restos humanos encontrados en fosas clandestinas a raíz de los hechos del 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero.

Amor extraño, con ese toque de aberración ahora tan de moda, gracias a las insidiosas campañas mediáticas de acondicionamiento mental que nos invitan a ver con buenos ojos el absurdo emocional del amor con abuso, como negación de la propia identidad en aras del interés comercial. Amor de coyuntura geopolítica, de enajenación que cancela el futuro nacional por sudar las calenturas de Washington y su proyecto de dominación mundial. Las reformas estructurales son ofrendas de amor apasionado, aunque prohibido por la moral pública porque supone traición y entrega de lo propio, perversión del cargo presidencial y prostitución de las instituciones de la república. Amor impúdico y estridente cuya deshonestidad compite con ventaja con el amor interesado, chato y obsceno de los sexenios panistas.

“Amo a México porque este país ya no es el mismo, porque es una generación de mexicanos que se atrevió a cambiar”, dice Peña, encandilado con el reflejo pálido de su traición, con el oropel de una relación con el Norte que revive y supera los viejos tiempos del porfiriato y su oligarquía comodona y apátrida, señores de horca y cuchillo que se sentían propietarios de la nación y sus instituciones, que parece replicarse en boca de Enrique Solana Sentíes, líder de Concanaco: “por ningún motivo permitiremos que (los padres de los normalistas de Ayotzinapa) se metan en los cuarteles” (http://www.jornada.unam.mx/2015/02/15/politica/011n1pol).

Voz de propietario que dicta y decide las normas del comportamiento nacional y la administración del dolor familiar de las víctimas de lo que legalmente es una desaparición forzada, un crimen de lesa humanidad que la justicia mexicana insiste en hacer pasar por un caso del fuero común ligado a las pringantes y sebosas circunstancias del crimen organizado. El señor Solana levanta su voz en defensa de la impunidad uniformada, en una apología equívoca de una institución del pueblo mexicano que tiene su mejor salvaguarda en el celoso complimiento de sus deberes constitucionales y no en complicidades gratuitas que envilecen más el ambiente político y confunden a los ciudadanos de cara a los procesos electorales de medio término.

El pronunciamiento de la cúpula patronal se une a la babeante ensoñación presidencial por las reformas y su entrega a la iniciativa privada nacional y extranjera, en una coincidencia ideológica que resume el autoritarismo, el centralismo y la impunidad, así como la calidad instrumental de las fuerzas armadas frente al pueblo. Para nadie es extraño el resultado ya que se ha visto en otros escenarios de la geopolítica diseñada por Washington, donde hay un gobierno pelele autoritario, un sector patronal venal y entreguista y un ejército traidor a su origen que confunde la lealtad con la violación de la ética y moral militar. Los gorilatos  centro y sudamericanos y la guerra sucia de los años 70 tienen ese formato. Los aires del neofascismo soplan en lo cenáculos de los políticos empresarios y los empresarios políticos que se sirven del poder público y las instituciones para hacer negocios, ahora cobijados con reformas al marco legal nacional para acabar con los añejos enemigos del imperialismo gringo: la soberanía y el nacionalismo.

Amor inconfesable que sale del closet con la bandera de ser una presidencia moderna, de cambios, transformadora de las instituciones y, sobre todo, protegida por el ala rosa de una prensa y una televisión generadora y propagadora de bodrios conceptuales, de cursilería inacabable por ser industrializada y distribuida como artículo de primera necesidad: el gobierno regala millones de pantallas para que el pueblo transite a la era digital (http://mexico.cnn.com/nacional/2014/05/24/gobierno-inicia-entrega-de-138-millones-de-televisores-digitales-gratis).

Tenemos un sistema de justicia analógico y una criminalidad digital que luchan por su sincronía con la realidad legal: Mientras que la maquinaria judicial tiene piezas desgastadas por corrupción endémica, la labor criminal cuenta con sofisticadas armas gracias a la Iniciativa Mérida que provee el Konw How y las finanzas, más la infaltable manipulación política y mediática que nos unce al sistema de intereses estratégicos que dan en clasificarse como de “seguridad nacional” y que formaliza corredores de injerencia trasnacional por parte de la CIA, DEA, NSA y otras que impactan en las acciones de las fuerzas armadas y de seguridad pública, y convierten en zombis a las instituciones nacionales, desarticulando la relación entre agentes privados, pueblo y gobierno (http://www.jornada.unam.mx/2014/12/22/politica/012n1pol). Un gobierno parasitado sólo genera respuestas contrarias al interés nacional y atiza la hoguera del encono popular.

El amor de Peña pasa por la defensa del nombre de México y la imagen que proyecta en el escenario internacional, pero sin cuidar realmente los hechos y los dichos que pudieran apuntalar ese amor patrio. El “movimiento” de México y las virtudes de la generación que lo hacen posible ha tenido más muestras representativas en los actos de corrupción de miembros del gabinete, sus familias y funcionarios públicos, más los infaltables pillos de cuello blanco que gozan de concesiones por asignación directa en el gobierno federal y los estatales, que en acciones tendientes a poner coto al desorden y la inseguridad. (http://mexico.cnn.com/nacional/2014/11/22/mexico-da-la-sensacion-de-ser-un-estado-fallido-dice-jose-mujica). En el plano internacional el concepto de Estado fallido inventado y administrado por nuestros vecinos del norte sugiere fisuras institucionales que favorecen una eventual profundización de la intervención extranjera, considerando que la inestabilidad de México pone en riesgo la “seguridad nacional” del emporio militar-petrolero-financiero que da en llamarse EE.UU. En este contexto, cualquier presión o injerencia extralegal estaría justificada por la defensa de “los derechos humanos” y el patrimonio energético de los mexicanos que no puede caer en “manos equivocadas”.

El presidente que en un arrebato romántico tuitea su amor a México, parece no tomar en cuenta que la emoción que lo embraga y el sentimiento que prodiga discurre entre la penumbra de una concepción del poder equivocada, llena de sombras sin cuenta ni fin, y las vaporosas márgenes de una moral basada en el rating telenovelero y los imperativos del mercado. El neoliberalismo de guarache experimentado en México eclipsa las palabras y las buenas intenciones porque el vicioso drama erótico de México ha durado demasiado y sus consecuencias funestas nos orillan, por legítima defensa y salud nacional, a un divorcio necesario. 


martes, 10 de febrero de 2015

Temporada de ofertas

                                                                                Sublata causa, tollitur effectus 
                                                                     (Si desaparece la causa cesan los efectos)


Por alguna extraña razón los días y las noches sonorenses van adquiriendo tintes exóticos, rasgos que reconocemos en otras latitudes y circunstancias. El aire se llena de partículas cuyas coloraciones van del rojo al azul, del verde al amarillo, del negro a la indefinición cenagosa de las mezclas penumbrosas que huelen a error cromático y a chapuza pictórica. Las pifias de la paleta electoral pintan alianzas entre el PRD y el PAN para impulsar a Javier Gándara debido al expediente de la “rentabilidad” política que maneja como argumento el inefable Lupillo Curiel, exdirigente del PRD en peregrinaje electoral  por los lugares de adoración y culto de una izquierda nominal y vergonzante con vocación para los negocios.

La insólita alianza del amarillo con el azul despierta la sospecha más que fundada de que la ideología que sustenta el PRD carece de anclaje en los planteamientos originales de ese partido y que la distancia entre la ideología progresista, democrática y revolucionaria que animó su discurso fundacional y la pragmática y sebosa búsqueda de la “rentabilidad” que actualmente exhibe, lo colocan en la tesitura de la prostitución política, en las oscuras labores de fichaje electoral y en las hediondas aguas del drenaje mercenario de cada tres o seis años.

¿Qué puede pasar por la mente de un dirigente de izquierda cuando corre afanosamente tras la zanahoria pitufa? ¿Dónde quedó el decoro y la dignidad de un pretendido luchador social reconvertido en burócrata de una oficina de cambalaches, parches y remiendos coyunturales? ¿La ideología del PRD no fue lo suficiente explícita ni convincente para su propio líder? ¿Tendrá fundamento el comentario de que su rabiosa inclinación fue incentivada por una cifra de nueve dígitos? ¿Estaremos en presencia de una operación de compra-venta de un partido en Sonora?

Ante este despropósito, la dirigencia nacional del partido del sol azteca intervino y cortó por lo sano la terca campaña aliancista aunque, a estas alturas, la moneda sigue en el aire gracias a que el órgano local electoral se inclina en allanar el camino a la candidatura del señor Gándara.

Independientemente de los jaloneos entre siglas, la gran ausente sigue siendo la definición política y la bandera ideológica que se levanta solamente en el recuerdo de viejas convicciones apenas conservadas en algún amarillento legajo. Al parecer, lo de hoy son los negocios, los contratos de compra-venta, los cálculos de rentabilidad y las decisiones pragmáticas que fluyen sin el escrúpulo de la honestidad y la transparencia. 

Mientras que la izquierda oficial padece ataques de anemia conceptual y se debate en una profunda crisis de identidad, las palabras que justifiquen la traición pueden seguir derramándose en el resumidero de la desconfianza ciudadana, a punto de jalar la cadena y desalojar el recipiente del hartazgo por las campañas que repugnan por ser onerosas, inútiles y contaminantes.

El hecho de que brigadas de jóvenes estudiantes se hayan dado a la tarea de “reciclar” pendones con la efigie de Javier Gándara, quitándolos de los postes y otros lugares visibles donde fueron colocados abusivamente, puede revelar que el agandalle electoral no es bienvenido, por más que se emprendan acciones represivas por parte del ayuntamiento en forma de jaloneos y malos tratos propinados a los chicos. La quita de propaganda puesta en el momento en que aún no se abre la temporada electoral, resulta no sólo atinada sino necesaria. El señor Gándara debe entender que los tiempos electorales están establecidos y vigilados por la legislación respectiva, lo que incluye la duración de las campañas, por lo que no se vale el uso propagandístico precoz de los espacios públicos. 

Se puede entender que el mencionado aspirante es consumido por las ansias locas de figurar políticamente como ocupante de la silla del Ejecutivo estatal, pero de eso a suponerse dueño de algún partido o del equipamiento urbano hay una gran distancia. En todo caso, la ciudadanía de alguna manera puede y debe manifestar su inconformidad por esa clase bajuna de intrusión en la vida cotidiana y la salud visual de los sonorenses.

Por otra parte, llama la atención la sumisión que exhiben los priistas al aceptar y arropar como abanderada a Claudia Pavlovich. Desde luego que el PRI tiene todo el derecho de darnos muestras de abyección que se reinventa en esta temporada gracias al truco de la candidatura femenina que, según dice Beltrones, es oportuna y Sonora necesita. Usted estará de acuerdo con que las mujeres son o pueden ser tan corruptas como los varones, como está ampliamente documentado en la historia política reciente y para muestra el botón de la “maestra” Gordillo, para no abundar en ejemplos de otros partidos como el PAN y el PRD. Queda claro que el problema es de sistema y no de sexo.

 En las apariciones públicas, el elemento común es la facilidad de emitir pronunciamientos carentes de autocrítica y reflexión política verdadera, de compromiso exigible más allá de la coyuntura electoral, de trayectoria de servicio y de ideas que puedan obrar en beneficio del cambio que la sociedad requiere. Hasta la fecha, parece que es el candidato quien apoya a la gente y no al revés. Lo anterior  se basa en las promesas de apoyo que el candidato formula en los actos públicos ante sus respectivas feligresías, de donde surge la duda de quién es el que tiene el poder de convertir en realidad las ideas de mejora o transformación.

Lo natural en una auténtica democracia es que el aspirante se comprometa ante el pueblo a llevar a cabo un programa emanado de la propia población, en beneficio de ella y bajo el seguimiento permanente de la misma. En nuestro caso no es así, ya que los candidatos se presentan como primos o sobrinos de Dios capaces de obrar milagros y maravillar con su sola presencia a las multitudes de necesitados que, sin embargo, tienen el poder de elegirlos.

Somos un remedo de democracia, una caricatura que constantemente se ve repasada por el lápiz ciudadano que avala los trazos autoritarios, los actualiza y hace modelo de futuras acciones. Las masas acarreadas a plazas y auditorios ilustran lo anterior. El gasto en propaganda que no necesariamente informa y convence, bien puede definirse como inútil ya que la población objetivo no se orienta por ella. En estas condiciones, la campaña electoral sabe a farsa, a burla sangrienta, a payasada amarga y onerosa que remite a la enajenación del voto y el votante, atrapado en más de lo mismo.

Sin duda el pueblo está harto del sistema y las injusticias acumuladas, pero por ello debe buscar salidas a la crisis institucional y al abismo en el que se encuentra la credibilidad pública y privada nacional. Es claro que el vaso se ha derramado y por ello surgen movimientos ciudadanos de autodefensa, de exigencia de bienes y servicios, de empleo y salario, de salud y seguridad social, de legalidad y justicia. Es más que evidente que los políticos empresarios y los empresarios políticos se han servido de los bienes públicos en su beneficio, es obvio que quieran seguir con el festín de abusos y dispendio.

Si se atiende e interpreta la realidad mundial, las soluciones no vienen solas ya que es el sistema contra las iniciativas de cambio. Es el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OTAN, la OCDE, frente a los pueblos que buscan otras formas de organización e integración como la ALBA, las iniciativas de mercado común latinoamericano, de nuevos foros de integración política y financiera, ajenos a la influencia de Estados Unidos. Aquí vale la pena considerar los avances de la izquierda latinoamericana y los acontecimientos recientes en Europa: en Grecia triunfa la izquierda y propone medidas contra el sistema de opresión neoliberal, mientras que en España se perfila como auténtica fuerza transformadora el partido Podemos, con amplio apoyo popular. Ambos representan soluciones posibles por la vía electoral, a despecho del sistema dominante.


En el caso del país y en particular Sonora, debemos romper con la inercia de un obsceno bipartidismo que es neoliberal por donde se le vea, y hacer realidad el cambio mediante la lucha electoral donde los actores principales sean otros, no el candidato con pujos de divinidad sino el ciudadano que se planta frente a sus iguales y se compromete a trabajar por el cambio, desde la base, con una perspectiva de izquierda que no se avergüenza de serlo, y que da la cara y se compromete a partirse el alma por el bienestar colectivo. El voto vale en la medida en que sea expresión de una auténtica voluntad de cambio. ¿Le entramos? 

miércoles, 4 de febrero de 2015

Las candidaturas

Las candidaturas a puestos de elección popular se están definiendo de acuerdo a pautas que no añaden novedad sino que presentan las manchas del tiempo, el uso y el abuso de prácticas cada vez menos ignoradas y soportadas por el electorado local. Las clásicas formas de designación por el expediente del dedazo y su complemento en forma de  cargadas y acarreos, la compra de voluntades o la disuasión por estímulos que van de lo económico y la simple supervivencia de camarillas que saben salir en la foto, sin faltar el grotesco pase de facturas. Los partidos están partidos y cada fracción asume los aires y andadura del todo inexistente. La cuestión electoral parece cada vez más comedia de enredo, sainete y parodia, que atrapa a un público cada vez menos dispuesto al aplauso gratuito y al comentario sin contraprestación.  

Desde luego que las generalizaciones son o pueden ser injustas, por supuesto que son posibles las excepciones de probidad, afán de servicio y honesto deseo de participar con propuestas ciudadanas, frente al paroxismo mediático, a la desenfrenada exhibición de recursos públicos y privados, a la enervante campaña de lugares comunes, mentiras evidentes y ejercicios desinhibidos de cinismo e hipocresía.

En medio de lo que promete ser una larga y costosa jornada, destacan en Sonora dos candidaturas para ocupar la oficina del gobernador, ambas ligadas al cochambroso juego de omisiones y complicidades que rodea el caso de las víctimas de la guardería ABC y una larga cadena de complicidades y simulaciones al servicio del sistema. Una, por avalar la honorabilidad de los propietarios de la guardería y otro por nadar de muertito ante el reclamo de los padres afectados, sin olvidar la función represiva y la visión patrimonialista de la política. La dupla prianista que tomará por asalto el tiempo y el espacio de los sonorenses hasta que concluya el proceso electoral presenta vicios de origen, feas plastas de memoria calcinada, vibras de dolor y desesperanza olímpicamente ignoradas.

Como es tiempo de promover la imagen debidamente construida con palabras y efectos especiales para la temporada preelectoral, para los aspirantes al cargo la memoria es el enemigo a vencer, es la monserga de las viejas cuentas pendientes, de los agravios que quedaron tirados en el camino, de las cosas molestas que aparecen a la vuelta de la esquina, esos horribles fantasmas de culpas traspapeladas, de polvos de lodos ciudadanos barridos bajo la alfombra del poder. Los políticos confían en la mala memoria del pueblo, en las virtudes de la manipulación mediática, en lo pegajoso del discurso que penetra en los girones de esperanza o en la esponja de la desinformación ciudadana, sabedores de que los memoriosos y los indignados perseverantes serán siempre unos cuantos frente a la multitud anodina que acepta la gorra, la camiseta, la torta y el refresco, el acarreo de los pastores que llenan estadios y plazas, en un juego donde la leperada y el cinismo pueden triunfar por derecho de antigüedad. Esa es la razón por la cual la gente vota mayoritariamente por el PRI o por el PAN. Mientras haya señalamientos ciudadanos sin consecuencias importantes en el resultado electoral, todo va bien para el sistema.

Es este contexto, los desahogos contribuyen a dar credibilidad a la lucha, y los debates rinden frutos porque la gente quiere gozar del espectáculo, satisfacer el morbo, lograr el alivio del insulto y la rechifla anónima sin siquiera despeinarse; ganar a la distancia y en un momento crucial apostar al ungido por el dedo soberano que reina en las alturas del D.F. y que desciende a Sonora por obra y gracia de la parodia democrática, porque ¿para qué desperdiciar el voto en candidatos que no van a ganar? Sin embargo, ¿por qué no pensar que un partido será tan grande como quieran sus votantes?

La idea del voto útil así como la de su inutilidad dan cuenta de lo negociable que puede llegar a ser la voluntad política y, sobre todo, la falta de convicciones. ¿Cómo va a prosperar una visión de país si la gente no la apoya por simples alegatos aritméticos? ¿Por qué se pone por encima de las ideas transformadoras el changarreo de los cálculos electorales? ¿Por qué la ideología no se defiende e impulsa a través de un programa que represente avance o solución de los problemas que nos aquejan? ¿Cómo va a cambiar el país si los ciudadanos se pliegan a los que “van a ganar de todas formas”? Si gana el PRI o el PAN antes de las elecciones es porque el pueblo ha decidido ceder su poder a los organismos electorales y a los partidos.


Si los ciudadanos deciden recuperar su capacidad de decisión, no habrá propaganda ni dinero suficientes para ocultar o negar este hecho. La democracia tendrá que abrirse paso por caminos nuevos, por cauces que dibujarán una inédita topografía ciudadana en nuestro estado. No tiene por qué ganar Gándara por más coalición que pacte con el PRD, ni tiene por qué hacerlo Pavlovich por la alianza del PRI con sus satélites electorales, si el pueblo no lo permite. Los costos de plegarse a la manipulación mediática o a los reclamos bien intencionados pero erróneos en el sentido de votar por el PRIAN o no votar, son demasiado altos. Pienso que debe manifestarse la voluntad del pueblo en el sentido positivo, que sea medible, reclamable, sujeta a escrutinio legal, y eso sólo se logra votando, vigilando el proceso y defendiendo el resultado. El derecho ciudadano a decidir no tiene por qué declararse nulo. Como derecho político esencial es irrenunciable, porque de otra manera ningún cambio sería posible.